El Cuerpo Perfecto


La importancia de la apariencia física en cualquier sociedad siempre ha estado presente y más aún cuando llega la adolescencia que es el momento en el que buscamos conformar nuestra personalidad y por ello necesitamos referentes en valores, inquietudes formativas, sueños futuros, un estilo acorde a nuestro grupo social, ya sea deseado, elegido o encontrado al nacer y un aspecto concreto muchas veces alejado de la propia constitución física.



No es nuevo que los jóvenes por su obsesión por estar bien, pueda llevarles a cometer locuras para lograr su aspecto deseado, pero asusta ver cuántos son los trastornos que nacieron en los años 80 y que continúan en nuestros días unidos ahora a los nuevos nacidos en el siglo XXI.


¿QUÉ ES TENER UN CUERPO 10?

En los años '80 y '90 tuvo lugar la eclosión de un tipo de enfermedades mentales, de gran prevalencia sobre todo en la mujer, que puso en jaque a la salud occidental. (porque no hay que olvidar que este tipo de enfermedades son propias de países del primer mundo y de occidente).


Como resultado de los cambios sociales y culturales, y del nacimiento de un nuevo patrón de belleza, impulsado no se sabe muy bien con qué intereses, pero que hemos podido recibir de manera incisiva y subliminal a través de los medios de comunicación especialmente, donde la delgadez extrema es la reina, comienzan a diagnosticarse cada vez más casos de trastornos de la conducta alimentaria: la anorexia o la bulimia son las más conocidas, pero a éstas se les une una gran lista de trastornos, que han llegado a convertirse en casi una epidemia.


"Mujer 10" en los años 70

Concretamente en nuestro país, los adolescentes en los años 80 empezaron a tener comportamientos de riesgo relacionados con el culto al físico.
Hoy se sabe que además de que en los años 80 se sufriera lo que posteriormente se llamó "Generación Perdida", por los miles de jóvenes muertos por la droga, también trajo las primeras muertes por la anorexia. De ninguna de las dos tragedias se habla de cifras exactas, ya que muchos de los jóvenes que sufrían una u otra enfermedad, morían en ocasiones por causas derivadas y no por la enfermedad en sí, como era el sida o el suicidio.

Cuerpo 10 años 80, "La Mujer de Rojo"

Indagando sobre el tema para poder adentrarme más a fondo al inicio de mis problemas con el NO reconocimiento de mi cuerpo, estoy descubriendo más cosas de las que imaginaba en torno a la búsqueda del cuerpo 10 de toda una sociedad.
Curiosamente, se eleva cada año el porcentaje de las enfermedades mentales relacionadas con los trastornos de conducta alimentaria, tanto que algunos trastornos ni siquiera son tratados como enfermedades a día de hoy, sino que simplemente se consideran conductas nocivas provocadas por una obsesión por un cuerpo perfecto y por una alimentación extremadamente sana que, aunque resulte paradójico, acaban favoreciendo malos hábitos en las comidas e incluso la desnutrición, es decir, que hay más variedades de "futuras" enfermedades relacionadas con el culto al cuerpo.

Se estima que aproximadamente el 25% de los jóvenes percibe su imagen con sobrepeso u obesidad, y hay muchas chicas que pueden pasarse varios días sin ingerir comida y no por ello son diagnosticadas de anoréxicas. 

Cuerpo 10 años 90, Cindy Crawford

La apreciación de la Imagen Corporal propia tiene carácter subjetivo y con mucha frecuencia no se corresponde con la realidad. Muchas personas se consideran a si mismas más viejas, jóvenes, feas o bellas de lo que realmente son.
Ya he hablado en otros post acerca de mi problema de distorsión de la imagen corporal, pero después de leer mucho acerca de lo que es la enfermedad en sí, he descubierto que mi problema no era/es que mi cuerpo me pareciera más gordo o grande de lo que era realmente, sino que mi  cuerpo se alejaba del ideal de cuerpo que yo quería, así que a mi trastorno, hasta que pueda ponerle otro nombre, lo llamaré a partir de ahora "Inconformismo Corporal".

Nunca fui anoréxica, no dejé de comer para estar delgada, aunque intenté hacer varias dietas como muchas mujeres a lo largo de su vida. Sí que dejaba de comer en épocas concretas como en exámenes , porque se me cerraba el estómago por los nervios o cuando terminaba una relación importante, que ocurría lo mismo, sencillamente se me cerraba el estómago y era un esfuerzo tremendo convencerme de comer algo por poco que fuera pero nunca fue algo voluntario o impuesto para lograr un fin, la delgadez extrema.

Yo en los años 80, 90 y 2000

Algo me preocupa y me intriga de todo esto (desconozco la cantidad de lobbyes que influyen en este asunto) y es que , sin obviar mi problema, es preocupante que a pesar de que el ideal de mujer en las diferentes décadas sea una mujer con curvas, las pasarelas se sigan llenando de mujeres extremadamente delgadas que descubren sus huesos, que en los anuncios publicitarios y las portadas de las revistas abusen del photoshop eliminando cualquier pequeña arruga o principio de grasa o celulitis que en la vida real es natural. Asusta que cada vez sean más marcas tanto legales como ilegales las que prometan la fórmula milagrosa para lucir un cuerpo 10, así como cientos de centros estéticos que aseguran hacerte perfecta.
Somos miembros de una sociedad que fabrica ideales irreales y que para conseguir un cuerpo 10 igual para todos, destrozamos nuestra naturaleza y nuestro propio ser, en busca de ese ideal que no da la felicidad sino que destroza sueños y VIDAS...

Los Ángeles de Victoria Secret

¿Es normal que nos guste más la comida basura que no sabe bien, pero que nos hace creer que al elegirla frente a la sana nos hace sentir libres y rebeldes perpetuando la actitud infantil de querer comer sólo lo que nos prohíben nuestros padres?
Y tras esa ingesta de alimentos insanos, qué llega?. horas de gimnasio?, dietas compensatorias?, lamentos frente a la báscula?, consumo de pastillas o infusiones adelgazantes? cirujía "reparadora"?


Me he propuesto como uno de mis 43  cambios, dejar de comer "guarrerías" en la medida de lo posible, pero no para convertirme en ortoréxica, es decir, en una persona que sólo consume alimentos ecológicos (que me encantan), porque lo que no me gustaría es convertirme en una persona obsesionada con la pureza de los alimentos y dejar de relacionarme con otras personas que no los consumen....pero lo que tampoco quiero es castigar a mi cuerpo con alimentos que lo perjudican.

Una vez más, el mejor consejo que puedo dar es a través del ejemplo, si a mi me funciona y lo logro, otras personas quizá quieran probarlo ;)


El Cuerpo 10 es aquel que encaja con tus propias características y que destila salud y felicidad.




Aquí os dejo la información de la gran lista de enfermedades de trastorno alimenticio que existen, así como las maneras de ayudar o prevenir, merece la pena estar al tanto , no solo por nosotr@s, sino por nuestr@s hij@s.


Todos estos nuevos fenómenos comparten aspectos clínicos con los TCA y algunas características de comportamiento como la restricción en la cantidad de los alimentos, la obsesión y también la distorsión de la imagen corporal, pero cada uno de ellos posee rasgos característicos muy definidos. 



    
  • anorexia. La característica fundamental de la anorexia nerviosa consiste en una pérdida significativa de peso, por debajo del nivel normal mínimo, originada por la propia persona, mediante un exhaustivo control de la ingesta de alimento, asociado a un intenso miedo a ganar peso y a una distorsión grave de su imagen corporal (dismorfia), esta pérdida de peso lleva asociado un trastorno hormonal que se manifiesta en la mujer como amenorrea.
    La pérdida de peso se consigue mediante una disminución de la ingesta total, acabando en la mayoría de los casos con una dieta muy restringida, limitada a unos pocos alimentos. Les cambian los hábitos alimentarios, obvian el comer con más gente, sin embargo les encanta preparar comidas con un alto grado calórico para que disfruten los demás de ellas. Existen otras formas de perder peso como la utilización de vómitos autoprovocados y el uso de laxantes y diuréticos (purgas), así como el ejercicio excesivo.
  • Bulimia.La bulimia o bulimia nerviosa es un trastorno alimentício caracterizado por la adopción de conductas en las cuales el individuo se aleja de las formas de alimentación saludables consumiendo comida en exceso en periodos de tiempo muy cortos, también llamados “atracones”, seguido de un periodo de arrepentimiento, el cual puede llevar al sujeto a eliminar el exceso de alimento a través de vómitos o laxantes. El temor a engordar afecta directamente a los sentimientos y emociones del enfermo, influyendo de esta manera en su estado anímico que en poco tiempo desembocará en problemas depresivos.
  • Ortorexia. Se denomina así a la preocupación excesiva por comer sano, que lleva a evitar aquellos alimentos que no sean exclusivamente naturales. Se considera que una persona padece ortorexia cuando pasa más de tres horas al día pensando en hacer dieta sana; cuando excluye de la alimentación carne, grasas y alimentos tratados con herbicidas y pesticidas; cuando se preocupa excesivamente más de la calidad de los alimentos que del placer de comerlos... Todo esto supone una reducción en la ingesta de alimentos por su calidad, pero que, a la larga, supondrá una restricción también de la cantidad, como sucede con la anorexia.
  • Vigorexia. Es la máxima expresión del culto al cuerpo. El vigoréxico está obsesionado por estar musculado, considera que está demasiado delgado y no duda en dedicar horas y horas a ejercitarse en el gimnasio. Este exceso de ejercicio puede estar escondiendo un desorden emocional y una insatisfacción consigo mismo. Además, puede favorecer otros hábitos poco recomendables como la ingesta elevada de proteínas e hidratos de carbono y la carencia de micronutrientes fundamentales, o el consumo de sustancias perjudiciales, como anabolizantes.
  • Diabulimia. Es un trastorno que se da en personas con diabetes tipo 1, que aprovechan sus circunstancias metabólicas especiales para rebajar su peso. Cuando se padece diabetes tipo 1, el páncreas no puede producir insulina que metabolice los azúcares en sangre, por lo que estos se eliminan a través de la orina provocando una pérdida de peso. Con el tratamiento de insulina inyectada, ésta suple la función del páncreas (que es sintetizar la insulina) y la persona va recuperando ese peso perdido. Pero los individuos con diabulimia (diabetes+bulimia) reducen las dosis recomendadas de insulina para bajar de peso, una práctica que puede llegar a ser mortal.
  • Drunkorexia. La preocupación extremada por estar delgado y la aceptación social del consumo de alcohol han favorecido que haya personas que dejen de comer durante horas, e incluso todo el día con el fin de compensar las calorías ingeridas por tomar alcohol.
  • Manorexia. Este término define los casos de anorexia que se producen en el sexo masculino.
  • Pregorexia. No es más que una conducta típica de anorexia nerviosa en una mujer embarazada, que difícilmente no haya presentado con anterioridad a lo largo de su vida algún rasgo delator de su trastorno alimentario.
  • Potomanía. Los pacientes con esta patología llegan a tomar incluso 6 litros de agua al día, cuando las recomendaciones estándar para mantener un equilibrio hídrico son de aproximadamente 3,5 litros de líquidos en hombres y 2,5 en mujeres. Tanto el exceso como la carencia pueden suponer problemas para el organismo.
  • Tanorexia. Adicción al bronceado, a lograr un tono de piel más oscuro, que puede provocar algo más que quemaduras.
  • Permarexia. Los involucrados en esta práctica pueden reconocerse porque piensan a todas horas en comida, están atentos a las calorías de los alimentos y suben y bajan de peso constantemente. Suelen recurrir a dietas de revistas sin tener en cuenta sus características personales ni someterse a un control médico.
El 97% de las personas que sufre estos trastornos ha realizado o realiza una dieta restrictiva sin someterse a supervisión médica. Los problemas principales derivados de estas conductas están relacionados con hábitos alimenticios inadecuados, que suponen una carencia nutricional por la supresión de algunos alimentos, principalmente los que se consideran más grasos, y de micronutrientes esenciales para el buen funcionamiento del organismo como las vitaminas o los minerales. E incluso, en los casos más severos, pueden derivar en una desnutrición. Las complicaciones más tempranas suelen aparecer a nivel del aparato digestivo, hígado, riñón y piel, y posteriormente se puede ver afectado el aparato locomotor, el corazón y el sistema nervioso central. Además, a nivel social, la limitación de estas personas en su vida diaria es indiscutible, por lo que suelen acabar aislándose. En estas patologías resulta más complicada la recuperación psicológica que la física, por eso, es básico diagnosticar la enfermedad en sus inicios.

SEÑALES DE ALERTA
Los médicos especialistas han establecido una serie de comportamientos comunes en estos pacientes, que pueden hacernos sospechar que sufren alguno de estos trastornos:
  • Realización de dietas restrictivas sin justificación alguna.
  • Preocupación por la alimentación y el peso, sin motivo aparente.
  • Preferencia por comer sin compañía.
  • Interés repentino por conocer recetas y preparar comidas.
  • Utilización de laxantes o diuréticos, o la práctica de ayuno constante para controlar o perder peso.
  • Atraso o ausencia de menstruación.
  • Percepción errónea de su cuerpo.
  • Realización de ejercicio en exceso.
  • Insatisfacción personal constante.
  • Disminución de las relaciones sociales.
  • Mejora o empeoramiento del rendimiento académico o laboral.
  • Cambios frecuentes de humor.

¿CUESTIÓN DE ESTÉTICA?

Aunque estas enfermedades se caracterizan por sus síntomas físicos, debido a que el paciente presenta alteraciones en la forma de comer, bien por exceso bien por defecto, puede tratarse de un trastorno mental cuya problemática es más profunda que la simple obsesión por estar delgado. En estos casos, la pérdida de peso es tan sólo un pretexto, ya que detrás de un trastorno de la alimentación se encuentra siempre una persona que ha perdido la autoestima o que nunca la ha tenido.

El 33% de estos trastornos se da en chicas y chicos de menos de 30 años. La mayoría se gestan en la adolescencia, entre los 15 y los 17 años. Esta época de desarrollo es propicia para su inicio porque se produce una serie de cambios físicos y sociales (cambio de la escuela primaria al colegio secundario, toma de responsabilidades adultas, enfrentarse al otro sexo...) que no saben resolver con soltura, y que les hace sentirse inseguros e insatisfechos. En esa búsqueda de identidad, el aspecto físico es importante, y hay ocasiones en que estos chicos pueden refugiarse en el control de su cuerpo y de su peso (aunque no estén obesos) para estar bien consigo mismos y aceptados por los demás.

No obstante, el perfil está cambiando. Los adultos también se están convirtiendo en una población de riesgo, incluso, el sexo masculino es prevalente en algunas de ellas como, por ejemplo, la vigorexia. La presión social que lleva a una mayor preocupación por nuestra apariencia física parece estar haciendo mella en sectores más amplios de la población, y por ello es importante conocer cómo detectar si un familiar o amigo puede estar sufriendo alguno de estos problemas.

CONEXIONES PELIGROSAS: FALACIAS EN LA WEB
El 17% de las menores con acceso a Internet acceden a cientos de páginas web en las que se promueven la anorexia o la bulimia. Detrás de enlaces con nombres como 'Ana' para la anorexia o 'Mia' para la bulimia, los adolescentes encuentran trucos para acelerar la pérdida de peso, consejos que no funcionan o que incluso son peligrosos para la salud, como beber vinagre y limón porque son desengrasantes, o echarle la comida al perro para engañar a los padres.

SI SOSPECHAS...

Cuando un padre, familiar, profesor o amigo, sospecha que alguno de estos trastornos puede afectar a su ser querido, debe hablar tranquilamente con esa persona y explicarle lo que ha notado con todo detalle. Es importante transmitirle la preocupación por lo que sucede, así como la predisposición para ayudar.

El siguiente paso es sugerir la búsqueda de un profesional, dando varias opciones (médico de cabecera, psicólogo, asociación de pacientes...) para que responda mejor y no parezca una imposición. Puede que aún así, el paciente no entre en razón y lo niegue; en este caso, incluso se le puede aconsejar que se someta a un examen médico para que la lógica se imponga ante sus ojos. No hay que discutir por el problema de la comida, y se deben respetar sus ideas aunque no se esté de acuerdo, pero tampoco hay que dudar en intercambiar impresiones y ofrecerle tu opinión. Todas estas actuaciones son fundamentales, porque si se agarra a tiempo, el tratamiento puede ser más efectivo.

CLAVES EN PREVENCIÓN
  • Mantener una comunicación fluida con la familia. Esto favorece que la adolescente se sienta comprendida y más segura, porque nota que cuenta con un apoyo importante para resolver sus dudas y conflictos.
  • Llevar una alimentación sana desde la infancia. Es una de las pautas principales para evitar estos trastornos. Tomar 5 frutas/verduras al día, no ayunar, recordar la importancia del desayuno, tomar abundantes cereales y legumbres, y evitar el abuso de dulces y comidas rápidas, son algunas de las medidas.
  • Enseñar valores alternativos a los meramente estéticos y superficiales. Hay que proporcionar a los jóvenes habilidades para hacer frente a la presión social, a la resolución de problemas y para que desarrollen una actitud crítica frente a los mensajes que les llegan.
  • Combatir el perfeccionismo. La perfección no existe y hay que tener claro que errar es normal. Hay que aprender a aceptar las limitaciones que tenemos.
  • Evitar las comparaciones. Cada persona es diferente al resto y hay que verlo como algo positivo.
  • Mejorar la autoestima. La baja autoestima es un factor de riesgo primordial y para evitarla se aconseja a los padres tratar a los hijos con cariño y respeto, escuchar sus sentimientos y valorar el esfuerzo y no sólo el resultado de las acciones.

CON FINAL FELIZ

Actualmente, se sigue investigando cómo mejorar el tratamiento de estos trastornos. Las perspectivas son buenas, ya que hoy en día se cuenta con especialistas en trastornos de la conducta alimentaria, cada vez más expertos, que ayudan a diagnosticarlos con mayor precocidad. No obstante, el mejor tratamiento siempre es la prevención. La reeducación alimentaria es una medida muy importante en este sentido, y para mejorar el tratamiento de este tipo de trastornos. La capacidad como sociedad es básica para evitar determinadas conductas, y la importancia de los médicos en su sospecha y diagnóstico precoz, sobre todo los médicos de cabecera o de familia, que son los que más próximos están al paciente. También las asociaciones de pacientes tienen un papel protagonista en esta labor, no sólo por ayudar a mejorar la calidad de vida de los afectados, sino por mostrar a la población, las instituciones y la industria la importancia de cambiar ciertos valores.

 CARMEN MORENO
Revista Salud Plus










4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Muchas gracias! los cuerpos se ven mejor a través de las miradas que miran con cariño sincero y por eso se ven tan bien....

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  2. Con una buena partida de Endorfinas y con la Serotonina en su adecuada proporción, tenemos la ecuación liberadora de disgustos corporales y anímicos.

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    1. Totalmente cierto, una buena combinación de ambas es la fórmula perfecta a nivel químico ,que es gran parte de lo que somos ;)
      .... y cómo se consiga, sólo depende del grado de Creatividad del momento....

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